Novena a la Virgen de Schoenstatt

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PLEGARIA PREPARATORIA

(Para decirse cada día de la novena)
 
Querida Madre, Reina y Victoriosa Tres Veces Admirable de
Schoenstatt; vengo a Ti con ilimitada confianza a implorar tu
ayuda para obtener de Dios lo que humildemente pido.
Tu Hijo Divino te entregó a mí como madre. Sus palabras
“He ahí a tu Madre” me las dijo también a mí, y a ti te dijo
“He ahí a tu hijo” (Juan 19, 26-27), una unión eterna.
¡Heme aquí pues, tu hijo, arrodillado a tus pies!
¡Qué consuelo tenerte como Madre!
Por lo tanto acudo a Ti en mi angustia. Recurro a Ti,
Madre,Reina y Victoriosa Tres Veces Admirable de Schoenstatt,
sabiendo que todos tus hijos que han acudido a Ti
han recibido tu protección y ayuda.
Tú misma has llevado a cuesta grandes penas.
Como Madre dolorosa permaneciste al pie de la cruz.
Ahora que vengo a Ti con mi dolor,
¿despreciarás esta humilde y angustiosa súplica?
¡No, nunca!
Tú eres la salud de los enfermos, el consuelo de los afligidos,
el auxilio de los cristianos. Me llena de consuelo especial, el
hecho de que Tú eres Madre, Reina y Victoriosa Tres Veces
Admirable de Schoenstatt, un título de honor que quiere decir
simplemente que eres maravillosa en todo momento y lugar.
Obtén para mí, de tu Hijo Divino,
la respuesta a mi plegaria… (dila aquí en silencio)
y yo repetiré tu Magnificat (Lucas 1, 46-55)
y pregonaré la misericordia de Nuestro Señor
por toda la eternidad.
Amén.
 
Magnificat
 
Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de gozo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las
generaciones, porque ha hecho en mí cosas
grandes el que todo lo puede.
Santo es su nombre,
y su misericordia llega de generación
en generación, a los que le temen.
Ha hecho sentir el poder de su brazo,
dispersó a los de corazón altanero,
destronó a los potentados,
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes,
y a los ricos despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia,
auxilió a Israel, su siervo, como lo había
prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia para siempre.
Amén.
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